Difícilmente se vaya a recordar por mucho tiempo el juego de Huracán por una simple razón: no salió campeón. Lo cierto es que el equipo de Cappa estuvo a cinco minutos de llevarse el titulo y no pudo. También es cierto que este domingo no tuvo el juego de otros partidos y por eso no pudo inquietar demasiado al arco de Vélez.
El Fortín fue para adelante cuando pudo y se le estaba complicando mucho definir el partido. El gol llegó en una jugada, al menos dudosa, en la que el arquero Monzón quedó en el piso-aparentemente golpeado por un atacante- y Maxi Moralez no tuvo más que empujarla a la red.
Luego del gol, Vélez, en su búsqueda de sellar la historia, apeló a cuestiones que no tenían nada que ver con su filosofía de club ejemplo. Esconder las pelotas a cinco minutos del final, y con el rival con la temperatura bien alta, no pareció digno del campeón del fútbol argentino.
Vélez ganó 1 a 0 y se llevó el campeonato. Lo recordarán por sumar su séptima estrella en el fútbol local, pero no demasiado por su juego. Por cierto, bastante común.
Un Poco de Fútbol 